¿Teatro en la Universidad de Sonora?

19.06.2012 17:30

 

El desarrollo, impulso, evolución en cualquiera de los ámbitos implica ir más allá de nuestra zona de confort. El actor como ejemplo, debe trascender los límites de la propia personalidad si aspira al crecimiento. Su trabajo forma parte de un todo que a su vez es condición necesaria para cambiar el estado de las cosas. El teatro es como un motor de la sociedad, en el sentido de Wilde la vida lo imita y viceversa. Se sitúa como un espacio de crítica a la realidad y no como un mero entretenimiento. Romper con el equilibrio del “status quo” suele ir acompañado de un doloroso proceso de reestructuración, es imprescindible reinventarse para continuar avanzando.
El caso del teatro en Sonora es uno que refleja las fallas del sistema: palanquismo, burocracia, sindicalismo= mediocridad. Por lo mismo, la escuela de artes dramáticas UNISON es un ejemplo digno de análisis. No es pretensión del presente texto señalar individuos que con su trabajo desvirtúan la estructura sino por el contrario, cuestionar la estructura que permea y envuelve a los individuos.
Por un lado los recursos son repartidos entre un reducido grupo de personas que si bien están capacitadas vienen produciendo el mismo trabajo durante años. La mayoría de ellos han dejado de hacer teatro para dedicarse de lleno a la docencia. Los egresados lejos de ser contratados en eventos organizados por la institución son relegados por los nuevos estudiantes bajo el argumento de que los alumnos trabajan gratis y a ellos “habría que pagarles”. ¿Cómo es posible que los mismos docentes sean capaces de cerrar las puertas a los profesionistas que ellos están titulando? 
Varios de los maestros que ahí enseñan se dicen a su vez “directores” pero el foro universitario es el único espacio en donde “dirigen”. Optan por propuestas que hacen lucir la dirección relegando el proceso del actor a un tercer plano, mediante este proceso ¿forman al actor o lo deforman? Hay una línea muy delgada entre una y otra.
En cuanto a lo que el público se refiere, mucha de la labor del artista en Sonora es la de generar espacios, educar a la audiencia, despertarla de su letargo de televisoras que funcionan cómo maquilas de ciudadanos huecos e ignorantes, demostrar que hay un mundo más allá de la tkt, los tacos de carne asada, que existen lideres de opinión más allá de Paty Chapoy y Lopez Doriga, que el arte es algo que va más allá del plumablanquismo, las fiestas Pitic y la danza del venado. Al parecer no se ha logrado llegar a un equilibrio, por un lado tenemos puestas en escena de Strindberg, Ibsen, Shakespeare y por otro el regionalismo que busca entretener al sonorense en base al cliché de las malas palabras, sin ir más allá de la lógica de su ignorancia ¿no podremos encontrar el punto medio? ¿Algo así cómo una universalidad regional o un regionalismo universal? Ya lo decía Tolstoi: “¿Si quieres ser universal? describe tu aldea” 
Por otro lado y siguiendo con el tema de la UNISON creo que gran parte de ello se debe al aparato burocrático en torno, el teatro local se sustenta en una lógica burócrata. Aquellos maestros que enseñan lo que es el teatro son los mismos que montan shows en la expo (¿esa es la realidad que sustenta a su teoría cómo docentes?) o en la escuela al que acuden usualmente familiares y alumnos de la misma comunidad universitaria ¿Eso que implicaciones tiene? Que el mismo docente trabaja desconectado del campo laboral del alumnado y no tome en cuenta este principio básico. (Es digno de mencionarse que la mayoría de los egresados están dando clases en diferentes escuelas ¿Por qué no incluir entonces pedagogía del teatro en el plan?)
Por otro lado ¿Quiénes si no los artistas se encargan de señalar las debilidades de nuestras sociedades? ¿Ciudadanos agachados con artistas agachados que resultados obtenemos? ¿Qué es el arte sin la crítica social? Falta ese resorte que hace al espectador sentir el impulso de brincar de su asiento y reinventar y reinventarse al salir de la sala de teatro, ir más allá de lo que su contexto “le ofrece”, trascender lo cotidiano, revolucionar reformando y no reformar revolucionando. Vayamos encontrando un justo medio, vamos exorcizando a ese burócrata que se ha apoderado del teatro, vamos revolucionando el arte para que el arte sacuda conciencias y re-evolucione!