Carta de Rafael Martínez en Cajeme por atropellos de la directora de cultura del municipio contra sus trabajadores.

31.10.2011 18:42

 

Carta Abierta para la Lic. María Trinidad Ruiz Ruiz

 

Directora de Cultura Municipal;

Son nuestras acciones las que nos definen, no las mentiras que divulgamos.

Tenemos dos meses de conflicto abierto en la Dirección de Cultura. Dos meses desde que solicitamos la intervención de nuestras autoridades; dos meses desde que se hizo una encuesta de ambiente laboral, de la cual no salió usted bien librada; El personal que labora en esta dependencia fue unánime en su preocupación por el liderazgo que practica, caracterizado por el trato humillante, la incapacidad para la organización y, sobre todo, por su tendencia a la división, en lugar de la unión de esfuerzos.

Hace ya mas de cinco semanas que el reporte de esa encuesta le fue presentado; hace mas de cinco semanas que el Ayuntamiento de Cajeme le exigió una pronta solución.

Por iniciativa de varios compañeros, y en respuesta a su aparente desición de no actuar en consecuencia, presentamos una carta dirigida a las autoridades correspondientes, exponiendo de manera clara nuestro sentir y lo que esperabamos que sucediera. Cabe mencionar, Licenciada, que NO estabamos solicitando su remoción del puesto, sino un cambio en su proceder.

A raíz de esto, de las seis personas que firmamos ese documento, tomó represalias contra cuatro, dejándonos fuera de la organización y ejecución de la Feria del Libro, con las consecuencias evidentes. No se ha detenido ahí, pues poco a poco nos ha ido quitando responsabilidades, incluso el beneficio de tener una clave para acceder a las oficinas; ha intentado minar nuestra lucha ante personajes y autoridades y asi nos ha demostrado que tenemos razón.

A pesar de que fuimos atendidos por altos mandos del Ayuntamiento (con conocimiento suyo, pues los chismes se corren rápido en palacio), usted demostró miedo, rencor e inmadurez, al intentar cooptar a varios compañeros, ignorando a quienes le ordenaron arreglar la situación, y a quienes continuamente usted engañó.

Estamos concientes de lo que hace, Licenciada, y sabemos no solamente que anda pregonando que habrá vacantes en la Dirección de Cultura a la brevedad, sino que además está delegando responsabilidades de organización del próximo Festival Tetabiakte a personas externas a la dependencia, en lugar de acercarse a sus empleados, a su equipo, y hacer lo que es necesario.

Esto es lo que dicha acción implica: Usted no tiene intención alguna de enmendar la situación ni solucionar el conflicto con el personal. Licenciada Ruiz, ¿en realidad prefiere usted continuar con su política de ignorar, alienar y deshacerse de quienes le resultan incomodos en lugar de esforzarse para amalgamar voluntades?

En los últimos días de la semana pasada había vuelto usted a dirigirnos la palabra, reactivándonos en algunas áreas y en general haciéndolo de manera cordial, en contraste con el nulo trato que tuvo con nosotros en las semanas anteriores. Sospeché que estába usted siguiendo una estrategia de apaciguamiento que no coincidía con sus acciones a puerta cerrada. En estos tres últimos días ha vuelto a ignorarnos. La posible creación de una subdirección en la dependencia puede ser lo que la tiene tan confiada, esto le ahorraría seguramente la pena de tener que tratar con nosotros directamente.

Ambas posibilidades, licenciada, me parecen inaceptables mientras que ello significaría que todas nuestras acciones le dejarían impoluta. No habría necesidad alguna de admitir faltas en su liderazgo y continuaría usted pretendiendo que su administración es funcional.

Pretender que no ha pasado nada no es una solución. Ya en ocasiones anteriores donde se han expresado desacuerdos ha usted recurrido a las represalias veladas, al chisme y al comentario ofensivo, indicando la posibilidad de un despido o de otras acciones. Eventualmente vuelve usted a la apariencia de cotidianeidad y el asunto se entierra, pero el daño está hecho. La acumulación de afrentas, de conflictos y de absurdos no deja lugar a dudas sobre la corta vida de la paz en estas oficinas, mientras que las prácticas caprichosas y sin valor continúan sin mella.

Estamos a punto de cumplir dos meses de conflicto en la DCM, Licenciada Ruiz.

Dos meses en los cuales usted ha hecho exactamente la clase de cosas que nos dan la razón y demuestran su fallido liderazgo. Principal entre dichas acciones, prueba contundente de su incapacidad para estar al frente de cualquier institución, NO HA DIALOGADO CON NOSOTROS A PESAR DE QUE SE LE HA DADO LA OPORTUNIDAD.

Un líder une, motiva, empuja, dialoga, mejora, escucha, pelea por lo que importa y protege a sus empleados.

Usted, en dos años de labores, se ha distinguido por crear división, fomentar un ambiente de trabajo denso, humillar a los trabajadores en público, culpar al equipo por sus malas decisiones, ignorar nuestros consejos, provocar la renuncia de cuatro compañeros, el despido de dos, uno de ellos fue el chivo expiatorio de una debacle triste por si misma al tratarse de un gran chisme. Estas cosas han resultado en la constante frustración de todos, marcando nuestra labor por la ínfima calidad de nuestro desempeño como dependencia, el rechazo de buena parte de la comunidad artística y, finalmente, este acto de cívica rebeldía.

Después de la administración de cultura de Domitila Flores, marcada por el nepotismo y el derroche de recursos en beneficio de su compañía, quienes pusimos nuestra esperanza en que con usted la dependencia funcionaría para todos, hemos visto con creciente decepción que a pesar de su obvia animadversión con la antigua directora, son ustedes dos caras de la misma moneda.

No queremos mas una dirección que no puede llamarse como tal. Y en este momento en que la lucha parece diluirse -como todo movimiento que se alarga por la inacción de las partes, me presento como responsable de esta carta, no queriendo afectar a quienes hayan decidido deslindarse de las acciones previas para evitar las represalias que seguramente intentará usted tomar.

Hemos estado trabajando bajo protesta, pero a dos meses de esperar algo positivo, a dos años de trabajo a medias, lleno de connotaciones negativas en todos los ámbitos, y pocos momentos de orgullo, comprendo que carece usted de la voluntad, la humildad y la capacidad para cambiar el rumbo.

Rechazo la constante “solo le queda un año”, “se le acaba pronto”, “la pagará después”, ya que entiendo esta disculpa como signo de la enfermedad que nos aqueja como sociedad, en la que preferimos soportar los embates del absurdo y quedarnos callados mientras el daño continúa.

Esto es lo que usted ha cosechado al sembrar discordia. Sus acciones, no sus mentiras, son lo que la define.

En ese sentido, nuestas acciones serán también lo que habrá de definir nuestro rumbo, con o sin usted, en la DCM o fuera de ella, pero invariablemente congruentes. Seguimos trabajando porque nos importa la cultura, a pesar de usted y quienes son como usted, pero ello no implica que aguantaremos indefinidamente una situación que no solo nos afecta a nosotros como trabajadores, sino a la comunidad para quienes deberíamos estar trabajando y que es la que finalmente sufre o goza las consecuencias de nuestra labor.

Espero que la nueva sub-dirección venga a eficientar el trabajo, por más que estoy en desacuerdo con este premio que se le otorga por su fracaso. Si, licenciada, es un premio, se queda usted con el puesto y le ponen a alguien que haga el trabajo apoyada en el equipo, mientras usted… ¿Que va a hacer usted, Trinidad? Es bastante claro que no será dirigir. Sin la confianza del equipo, con un intermediario que pronto tendrá al personal de su lado, en la mira de los altos mandos y con el rechazo de buena parte de la comunidad cultural, apenas puedo imaginarmelo.

Gracias por el empleo, ha sido una experiencia agridulce.

Rafael E. Martínez