El arte que no sirve para curar no es arte

28.10.2010 16:58

 

Carlos Sanchez
26/Octubre/2010

 

Antes de abrirse el telón, Vanessa Bauche convoca a los que ama y se dispone a darse. En su carrera de escenarios, antes fue la pantalla para encarnar a una madre joven, en el filme Amores perros, después otros personajes, en otras películas. Hoy la realización de sus propuestas: dramáticas- musicales, en el teatro.


La puesta en escena en la que ahora actúa es Juana’s Soul o la insignificancia de llamarse Juana. Y ahí confluye su literatura, el canto: intención de tocar los temas que a la sociedad le atañen.


Vanessa es un sol desde donde se le vea. Y mientras desayuna consulta la prensa en internet, ríe, conversa. Conversamos.


--¿Cuál es el argumento para que la raza asista a ver el monólogo?


 

--En primer lugar porque es el proyecto más personal que he hecho en mi vida, es un discurso propio en coautoría con Abraham Tari que es mi director también, y es un espectáculo entrañable, de un ser humano, una mujer que trata de saber quién es, de qué va, encontrar un sonido de resonancia, de pertenencia de la otredad en los otros, en ella misma. Y porque además también hablo en voz de los hombres, no solamente de las mujeres en este país que tenemos una sensación compartida de fracaso, de no ser escuchados, de no tener un sentido de identidad ni de pertenencia claros.


El planteamiento del monólogo se da  de una manera totalmente divertida catártica, confrontativa, entrañable, y además me van a poder escuchar cantar, cosa que con este espectáculo, apenas estoy dando a conocer; en más de veintitrés, veinticuatro años de carrera artística no había compartido esta faceta, y aquí estoy debutando como cantante, dramaturga, y hasta como compositora porque una de las cinco canciones que canto es mía.


Hay muchas razones, porque lo hicimos con mucho amor y seguramente la gente que venga con el corazón abierto podrá identificarse con esta mujer que se llama Juana.


--¿Cuáles son los detonantes para elegir el argumento del monólogo?


--En este caso en particular fue porque empezó todo con los sonetos de Sor Juana en una fiesta donde un amigo tocó la guitarra, yo empecé a cantar como si fueran blues los sonetos, de ahí empecé a investigar sobre otras Juanas: Juana de Castilla, Juana de Arco, Juana de Asbaje; me di cuenta que había muchas coincidencias históricas y que en su momento cada una de estas mujeres fue políticamente incómoda, tildada de endiablada, encerrada, rechazada, fueron mujeres que iban adelante en su época, entonces ya ahí surgió la pregunta de que si el nombre es sino, si el nombre puede determinar o predeterminar nuestro destino, nuestras pasiones, y a partir de ahí empecé a desarrollar una estructura, una especie de cuento en donde una mujer cuando es niña en una casa de espejos rompe con la cabeza uno de los espejos, cuando abre los ojos y se ve reflejada en tantos pedazos ya no sabe en cuál de todos es la verdadera Juana, y a partir de ahí poder hacer una referencia, fársica obviamente, también a estas tres Juanas célebres pero a lo largo de la vida de esta mujer mexicana que se llama casualmente Juana y a la que no le va muy bien, y aquí además hablo del significado de los hombres y Juana quiere decir aquella mujer que se ha compadecido y compasión es ponerse en el lugar del otro y estas tres Juanas célebres creo que sí pudieron hacer eso, sí se pusieron en el lugar del otro pero tuvieron su desenlace desafortunadamente muy lejos de la gracia divina, por lo tanto es una ironía que teniendo destinos trágicos tan similares, cada una en su momento, en su época, terminaron tan lejos de la gracia de Dios. La misma Janis Joplin que estaba en un primer tratamiento donde yo la tenía como la Juanis Joplin, y la bluseábamos. Pero digo que es un ejercicio delirante, escénico, a manera de monólogo donde voy contando los capítulos de esta mujer que desde su niñez se vio en el espejo y descubrió que del otro lado del espejo había una ella, que se parecía a ella pero que no era completamente ella a la que Dios le hablaba, y ahí empezamos todas las peripecias por las que tiene qué pasar este personaje, todo este periplo que tiene qué hacer ella, buscándose en el espejo, el espejo como una metáfora de la otredad, como una metáfora también del ego, como una metáfora de los muchos que somos cada uno de nosotros como individuo: también somos ancestros, también somos árbol, también somos información o educación culturalmente hablando. Esta mujer intenta buscarse y buscarse para saber quién es y conforme le van pasando todas las desgracias y tragedias ella sigue delante de una manera ingenua y pura y que también es una característica esencial de los latinoamericanos, la ingenuidad, de pronto seguirse riendo a saber Dios de qué, hacen que esta mujer finalmente pueda ver su alma. De eso habla Juana Soul, el alma de Juana, o la insignificancia de llamarse Juana, un poco burlándome y parafraseando esto de la importancia de llamarse Ernesto, si para los europeos es importante llamarse como se llamen, acá es insignificante como te llames porque te conviertes en un número más en las estadísticas, te conviertes en una cifra dura en un país donde estamos en guerra desde hace mucho tiempo, que además no se asume, en un país donde hay tantas muertes inocentes, un derramamiento de sangre ya incontrolable por muchas guerras, no solamente ésta contra el narco, y la única guerra que para mí importaría es la guerra contra la impunidad porque creo que esa es la madre de todos los vicios sociales. Esta mujer trata de encontrarse en el reflejo de los otros, o del otro, o de ella misma y si lo logra o no eso ya cada espectador tiene la posibilidad de sacar sus conclusiones; sí damos una posibilidad, se queda abierta la posibilidad de que esta mujer finalmente encontró algunas de las razones que buscaba.


--¿Qué experimentas en el instante del oscuro total, antes de tercera llamada, antes de que el telón se levante?


--Es un momento místico, mágico, es un momento de invocar a mis seres, los seres que me acompañan, invocar a los corazones que están allí presentes para que se abran y podamos latir al unísono. Es un momento donde tomas aire y el estómago se contrae a manera de resorte que te da el impulso para subirte y poder contar una historia que toque los corazones y las conciencias de las personas y con suerte los haga sentirse un poquito mejor y salir a dar lo mismo como ciudadanos, no solamente como espectadores, sino cómo dar lo mejor de sí mismo como ciudadanos. Son las cosas rápidas en las que pienso antes de subirme en un escenario, en ese momento en que está oscuro, tercera llamada, vas a entrar a la escena, y dices: va por la vida, por el desarrollo en mi país, por el arte, mi historia personal, por todo lo que amo, por esa fe que debemos tener los creadores escénicos, artísticos, que sabemos que el arte que no sirve para curar no es arte y que a través del arte uno puede tocar y abrir ventanas y puertas y encontrar una conexión con los otros.


--¿Y cuándo cae el telón?


--Ahí sí quién sabe porque depende cómo haya estado la función. Hay veces que te sientes muy bien y dices guau, qué bien estuvo, y hay otras en que dices: en la torre, el avión no aterrizó, o fue aterrizaje de pompazo, forzoso, hubo turbulencia, hay veces que hay vientos encontrados, creo que eso es lo hermoso del teatro, que nace y muere cada noche, es un momento único e irrepetible y depende también de la energía conjunta, se vuelve una entidad energética que cobra vida sólo durante el transcurso de ese viaje escénico, esa noche, ese momento específico, dependiendo de quiénes estamos ahí, la disposición con la que llegamos a ese lugar para escuchar, es como una misa, tiene mucho de ceremonial, es un ritual hermosísimo, y con este espectáculo es uno de los momentos más felices que estoy viviendo como creadora, porque es un discurso propio porque hablo de las cosas que me han dolido, que me han importado, de lo que he amado, de las cosas en las que he creído en mi vida personal, porque estoy subiendo a cantar, porque me conecta la música con mi raíz musical a través de mi papá (Tito Bauche) quien murió hace tres años quien era un gran cantante, un precursor musical y visionario en México muy importante, trajo el bossanova a México, co-creó algo a lo que se le denominó después soul latino con Javier Bátiz y Carlos Santana, un hombre muy importante en la música como visionario y él siempre insistió mucho en que yo hiciera esto, él me decía: la gente no sabe que escribes, que bailas, que tienes voz cómica, no conocen todas esas facetas tuyas, que cantas, compártelas, te vas a sentir muy bien cuando te hagas tu numerito. Desafortunadamente ya no lo vio físicamente pero sí metafísicamente seguro por ahí se divierte, seguro.