Lectura de Dramaturgia Sonorense; Andamios, el soporte de lo etéreo.

06.05.2011 09:16

 

De unas semanas a la fecha se ha venido gestando un movimiento dramatúrgico en Sonora, aunque esencialmente en Hermosillo. Esta iniciativa surge de la necesidad apremiante de encontrar espectadores y público que valore lo hecho en Sonora, con la idea de las posibilidades -sin caer en realismo estático- de llevar a escena la dramaturgia sonorense, que cada día se enriquece y crece. Próximamente invitaremos compañeros de otros lugares del estado para que compartan sus textos con nosotros, y podamos discernir en buena comunión la palabra dramatúrgica de los sonorenses, no solo aquellos que ya tienen un nombre a nivel nacional, si no todos los que gusten compartir un texto que sea apreciado, valorado, criticado y hasta montado si se da el caso, es un objetivo, la puesta en escena, además por supuesto de conocer y seguir aprendiendo.

Andamios Teatro es una nueva agrupación sonorense que ha abierto las puertas a la creatividad y que está trabajando a marchas forzadas -como locos Brechianos en un isla desierta, lo de la isla lo debemos, lo de desierto es una referencia a la esencia cultural sonorense- si como hacer teatro fuera lo único en la vida; así lo manifiestan y se entregan a su papel más importante: promover el teatro, a través del teatro y haciendo teatro, sin egoísmos y aceptando los retos que esto confiere, lo cual, no es poca cosa, es como tratar de construir  un túnel (referencia aparte a Ernesto Sábato) en el espacio, y en su defecto contribuir al desarrollo del teatro que se hace y se escribe en Sonora, un estado golpeado por las inclemencias climáticas y geográficas y las inclemencias de unos cuantos que no saben absolutamente nada de las formas culturales y lo que lo saben y están ahí en el sigilo de lo institucional, solo comparten las migajas si bien nos va -es preferible el glamur a la decencia y la moral, la cantidad a la calidad…..- y sin miramientos rompen, descartan, asesinan la conciencia para irla acabando y a pedacitos comérsela cual Hannibal Lecter; su pensamiento es de terroristas, ponen la bomba en la incomodidad, y así dejan al artefacto que haga su trabajo, el sucio, a fin de cuentas es algo sin vida, insensible, pero ¿los terroristas culturales son sensibles? No para nada, gustan de atemorizar y convencer mediante engaños a los más jóvenes para que sean la carne de cañón, y a fin de cuentas las estadísticas que les dará el valor del presupuesto y al justificación. El deshonor a la comunidad artística que vive en el hartazgo está a punto cruzar el límite de lo tolerable, de romperse, y cuando eso suceda los terroristas de la cultura sonorense serán enjuiciados y sentenciados a vivir en la mierda, cosa que saben de antemano disfrutar; pero no es lo mismo comer mierda con poder, que sin él

Juan Carlos Valdez joven dramaturgo sonorense, así como Alejandro Cabral teatrista de muchos años y apasionado por las verdades escénicas, así como un servidor, hemos logrado una buena comunión que se transforma en amistad, cosa difícil en este medio, y en apuros le estamos dando el valor a la dramaturgia sonorense, -cosa que ni por aquí (me toqué la cabeza) se le ocurre a un servidor burocrático institucional de la cultura, que ni conoce y mucho menos a leído obra alguna de sonorense empeñado en sacar adelante las complejidades de la escritura dramática- como un eje de partida de cambio y de conocimiento en las nuevas y variadas estructuras dramáticas. Lo primero es la lectura como centro de reunión, aunque hasta ahora solo hemos tenido escuchando y -ayudando también- las lecturas a la gente de teatro –y solo unos pocos, la pregunta es; ¿dónde están los demás?, los universitarios que ni se asoman, por ejemplo- la idea es abrirlo ya de una vez por todas, a todos para así enfrentarnos a la verdad de también todos. El teatro no solo se ve y se escucha, también se lee y se participa como transformador de las historias y las circunstancias que provocan el acontecimiento; el teatro es la variación de la vida que en nada se parece a la ficción, la ficción se queda corta y en pañales.

La dramaturgia sonorense está surgiendo como movimiento artístico, estético y con el compromiso de cruzar las fronteras de lo regional, de llegar a las carteleras de los teatros de cualquier lugar y cualquier país (ya unos lo han hecho), con estructuras nuevas y fascinantes, con historias y leguajes novedosos, con personajes del imaginario local o regional pero que son universales. Los nombres de Roberto Corella, Cutberto López, Sergio Galindo son referentes de nuestra dramaturgia en estos momentos, así como Jorge Celaya que pica piedra en el DF; y una obra de él se lee próximamente en Paris (¡no que no!)Daniel Serrano que aunque avecindado en Tijuana y casi es de ahí, nos toca con sus obras y nos da talleres que resultan provechosos, y plantea cosas sonorenses y de la región y sus obras se montan por todos lados, prolífico el hombre; Luis Mario Moncada que siempre está presente como sonorense aunque se la lleve en el DF, pero también nos comparte su experiencia; Rafael Martínez que tal vez sea el modelo a seguir como dramaturgo, un tipo joven y de convicciones, que ve en la dramaturgia el lugar propicio para experimentar la vida y la inteligencia.

Hay más, algunos más, no muchos más, que se irán sumando cuando entiendan  (esto no tiene nada que ver con instituciones [por ahorita, no se hagan a un lado sin ser empujados] nombres o trayectorias, es de todos y para todos, súmanse) que esto puede ser el principio de una historia nueva, con estructura irradiante, personajes altamente finos y un lenguaje que está por nacer: “El de la unidad teatral sonorense”; no dejemos que el espíritu oligárquico corrompa nuestras almas en bien de unos cuantos, el teatro es la necesidad y la necedad de transfigurar por los inacabados cerebros humanos, esos que comen, cogen y cagan; Artaud dijo: Porque es una Cabeza, la única Cabeza que emerge en el presente. En nombre de su libertad interior, de las exigencias de su paz, de su perfección, de su pureza, escupe sobre ti, mundo librado a la insensibilizadora razón, al mimetismo empantanado de los siglos, y que ha construido tus casas de palabras y establecido tus repertorios de preceptos donde es imposible que el espíritu surreal no explote, el único capaz de desenraizarnos.

 

Fernando Muñoz.