Rambla Luminosa: Observaciones teatrales desde Barcelona.

10.08.2010 23:17

 Rambla Luminosa: Observaciones teatrales desde Barcelona.

Old cowboys dan cátedra en los espacios alternativos.

 

Después de casi dos meses de regreso en Barcelona, de regresar a los bares donde descubrí una nueva dimensión de la bohemia y de reunirme de nuevo con los amigos que deje aquí en el Michael Collin’s, me tomé la libertad de ir a un pequeño teatrito en las inmediaciones de la Sagrada Familia. El teatro está en la planta baja de un edificio habitacional. No tiene un escenario convencional con telón y toda la cosa. Es más, el escenario esta en medio de las butacas y es solo un espacio libre que la compañía teatral usa para hacer su propuesta escénica arreglándoselas a como pueda. Estas condiciones tal vez no les impresionen y de hecho no tienen nada que hacer cuando las comparas con el Teatro Nacional de Catalunya, el Teatro Liceu o el Teatro Goya; sin embargo, este espacio tan “pobre” de Versus Teatro es un referente obligatorio para el teatro alternativo de Catalunya.  En él se representan las propuestas más experimentales de las compañías jóvenes que aun no gozan del prestigio necesario para aparecer en los grandes escenarios pero que tienen la calidad para hacer propuestas novedosas que a quien no le gusta el teatro fácil, disfruta con gusto. Pero también, en este escenario los actores veteranos, esos vaqueros de old school  que se guían por sus propias reglas, les recuerdan a los jóvenes que los llevo a ser lo que son.  Este es el caso de Fermí Reixach que montando el unipersonal de Gógol “Diario de un loco” me llevó a preguntarme cómo pude haber tenido la sensación de haber entendido mejor una  actuación en catalán que muchas en español.

 

Este hibrido entre el cuento y el monólogo escrito por el autor ucraniano que escribió en ruso, como muchos otros catalanes lo han hecho, lo hacen y lo seguirán haciendo con el español, fue representado nuevamente en Barcelona como parte de las conmemoraciones del bicentenario del nacimiento de Nikolai Gógol después de veinticinco años de representaciones por parte Reixach. En la versión catalana aparece un Poprischew ya viejo, encerrado en su habitación de hospital psiquiátrico, recontándonos su historia de amor obsesivo y no correspondido, soltando sus frustraciones como funcionario enloquecido por la burocracia inútil, haciendo rabietas contra sí mismo y contra el mundo que lo rodea, pero manteniéndose fiel a sí mismo y sus principios hasta el ultimo aliento. El texto de Gógol exige la actuación de un actor de grandes recursos escénicos, capaz de adueñarse del personaje desde la primera palabra. Esto sin duda lo logra Reixach que consigue hacer visualizar a los espectadores cada escena narrada por Poprischew, proyectando cada uno de los sentimientos y poniendo los pelos de punta con el desarrollo de los acontecimientos para llevar a una reflexión sobre el sentido de la obra: ¿acaso este loco es un espejo de cómo somos los seres humanos hoy en día? De esta manera Reixach, a través de la interpretación de Poprischew, explota la cercanía entre público y escenario para simpatizar y sintonizar con los espectadores con humildad, humanidad, realismo y naturalidad; sin complejos de nada, porque cuando tuvo que escupir escupió, cuando tuvo que hacer que su pene se parara también lo hizo.

 

En resumen las tablas hacen valer su valía en escenarios alternativos, porque quien es perico donde quiera es verde y hay que reconocer que los old cawboys a lo Clint Estwood siempre serán grandes maestros que aunque no hablemos el mismo idioma nos dan cátedra.

Hermes Iván Díaz Ceniceros, Mexicali Baja California 1982, radicado en Hermosillo;

Doctorado en la Universidad de Barcelona en Didáctica de la Lengua y Literatura.