Se va Héctor Mendoza

03.01.2011 23:31

CIUDAD DE MÉXICO (31/DIC/2010).- Los escenarios nacionales están de luto por la muerte del dramaturgo y director Héctor Mendoza (Guanajuato, 1932- Ciudad de México, 2010), un hombre nato del teatro de vanguardia, que vio crecer y formó a importantes generaciones de actores del país.

Con el fallecimiento del autor la noche del pasado miércoles, nuevamente la comunidad teatral local y nacional se viste de negro este año, marcado por otras pérdidas como la de los actores Claudio Obregón, Arcelia Maisterrena y Kristian Katapú.

A los 78 años de edad, Héctor Mendoza apagó su luz, pero dejó un gran legado a los actores: su método de enseñanza, que se encuentra en su obra  dramática.

El destino del director estuvo claro desde pequeño cuando vio un montaje, tal experiencia lo impactó tanto que lo llevó a las artes escénicas, donde fue alumno de importantes figuras del teatro  mexicano como Salvador Novo y Rodolfo Usigli.

Para despedirlo como se merece ayer se realizó un homenaje al dramaturgo en el Palacio de Bellas Artes, al cual asistieron personalidades de la cultura y funcionarios nacionales.

La muerte de Héctor Mendoza deja un vacío en la comunidad teatral y los creadores locales se unieron a las condolencias a través de las redes sociales como es el caso del director de la compañía A la Deriva Teatro, Fausto Ramírez, quien colocó en su perfil de Facebook:  “Se va un gran Maestro, gran constructor de caminos por los que hemos transitado…silencio”. Por su parte, Eduardo Villalpando, del grupo El Baúl, expresó que “me entero de que murió el maestro Héctor Mendoza...uno quisiera que si la eternidad existe fuera para alguno de ellos, de los verdaderos grandes”.
En entrevista con este diario, Villalpando comentó que “respeto el trabajo de mucha gente de teatro, pero el de Héctor Mendoza lo admiraba”.
El director del grupo El Baúl tomó un curso breve con el dramaturgo guanajuatense, quien en pocas ocasiones trabajó en el interior del país. Añadió que los alumnos de Mendoza son muchos, entre ellos personalidades como Ofelia Medina o Héctor Bonilla. 

Miguel Lugo, director de La Nada Teatro, expresó que Héctor Mendoza “fue quien generó un movimiento importante que da pie a lo que ahora podríamos llamar teatro de vanguardia, pienso que en el momento que le tocó hacerlo, corrió riegos porque no eran  cosas comunes”.
Fausto Ramírez destacó que todos los relacionados con el teatro “fuimos sus alumnos de forma indirecta”. Y agregó que el autor de Actuar o no marcó la mitad del siglo XX con el programa de Poesía en voz alta.

Consideró que “se va el maestro de la actuación, de los maestros de actuación y como dramaturgo fue fundamental, ya que es el pilar del teatro nacional”.

Autor de los procesos  

El legado de Mendoza no sólo está en la dramaturgia, sino en la formación, ya que el actor era su objeto de estudio. En alguna ocasión expresó que “no busco que las personas piensen como yo, pero sí que el actor mexicano tenga conciencia de lo que hace”. 

Eduardo Villapando comentó que existen tres momentos claves del teatro en México. El primero fue el encabezado por Xavier Villaurrutia y Salvador Novo, quienes se oponían al teatro costumbrista; el segundo tuvo como protagonista a Rodolfo Usigli con una propuesta realista; y el tercero fue impuesto por Héctor Mendoza, quien “moderniza  el teatro porque empezó a manejar situaciones que poco se habían explorado en nuestro momento como el teatro de círculo, los rompimientos de la cuarta pared, la interacción con el público y la recreación del texto dramático”.

Apuntó que “como director fue uno de los más importantes de México y es uno de los grandes dramaturgos. Se le va a recordar como formador de actores, él siempre mantuvo la preocupación por la enseñanza”, y su método se encuentra descrito en los libros: Actuar o no, La guerra pedagógica, Creator principium,  El burlador de Tirso y El mejor cazador. Así, el director nacido en Guanajuato creó una escuela y una manera de trabajar.   

Humberto Armas, de Thespis Teatro, colocó en su perfil: “silencio y aplausos para el maestro Mendoza”. Agrega que Actuar o no es una lectura obligada, ya que en esa pequeña obra se ve “al actor como un creador”. En cuanto a la dramaturgia de Héctor Mendoza explica que “son obras que jamás pasan, siempre serán un tema de conversación, así como su método”.

Otro director que se sumó a las condolencias fue Luis de Tavira, titular de la Compañía Nacional de Teatro, quien expresó que “la estética teatral de Mendoza hizo que nuestro teatro alcanzara la modernidad; él fue el propositor del concepto de puesta en escena del teatro, un concepto que para México era ponerlo al día de las grandes búsquedas, vanguardias y actualizaciones del teatro de nuestra era”. Agregó que Mendoza fue un hombre de teatro “íntegro, fue todo lo que el teatro le pidió, nada que sea propio del teatro le fue ajeno, fue un importante dramaturgo, el primer director moderno de México, un maestro de actuación fundamental”.

De Tavira prometió un homenaje en los próximos días para recordar al dramaturgo.

perfil
El maestro


Héctor Mendoza nació el 10 de julio de 1932, en Apaseo, Guanajuato. Fue autor dramático, director de escena, profesor y teórico. Estudió Literatura española en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), así como en la Escuela de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).

Además cursó la carrera de teatro en la Universidad de Yale, en Estados Unidos, como resultado de una beca que le otorgó la Fundación Rockefeller.  Y es considerado el creador del Centro Universitario de Teatro, del Núcleo de Estudios Teatrales y del programa Poesía en voz alta, que contó con la participación de autores destacados como Octavio Paz y Juan José Arreola.

Entre sus obras se encuentran Ahogados, El Tobogán, Las iluminaciones,  Las cosas simples, Los asesinos ciegos, Las gallinas matemáticas, Noches islámicas y La desconfianza. También incursionó en el cine, con la dirección de la película Amor, amor, amor / La sunamita (1965), de la que fue además guionista al lado de Inés Arredondo y Juan García Ponce.

Obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia “Juan Ruiz de Alarcón”. Fue profesor de muchas generaciones de dramaturgos, entre los que destacan Sergio Jiménez y Luis de Tavira.

En 1994, el Instituto Nacional de Bellas Artes rindió un homenaje por sus más de 40 años de carrera.

En febrero de este año llevó a escena su obra La resonancia, en la cual fungió como director. 
 

 
CRÉDITOS: Informador Redacción / AOC